El escritor Alessandro Baricco disecciona en un sugestivo breviario el rodaje de su primera película, Lezione 21. "Si te portas bien, al final te regalan la claqueta. Como las orejas del toro al torero"
Alessandro Baricco 08/03/2008
El año pasado he rodado una película. Primero la escribí y luego, como se dice, la dirigí. Una experiencia extraña. Tras muchos años dejándome embrujar por el cine en salas oscuras me he pasado al otro lado de la pantalla para descubrir cómo se hace. No voy a extenderme mucho pero diré que prácticamente ha sido como ir a clase. He aprendido un montón de cosas y ahora que he terminado la película, ahora que definitivamente la están pasando al celuloide convirtiéndola en un objeto irreversible, como un retrato, como un clavo retorcido, se me ocurre festejarlo compilando un breviario de lo que he entendido o de lo que creo haber entendido. En orden alfabético, lo que no deja de ser un orden.
No tengo muy claro por qué en el cine hay una organización sutilmente militar. Se diría que todos la necesitan
¿Qué diferencia hay entre escribir y dirigir? La misma que entre tocar el piano y dirigir una orquesta. Todo es música
Actores
Lo que hay que saber sobre los actores es lo siguiente: 1. La mitad del talento de un director consiste en seleccionar bien. Lo cual, por cierto, es muy difícil. Hacer un casting es como reconocer un huevo duro entre una docena de huevos frescos. O eres muy bueno mirando a través de la cáscara o lo que precisas encontrar lo hallas con ayuda de la fortuna. 2. Cuando un actor se emociona realmente durante el rodaje vives un momento bellísimo; pero precisamente esa escena es la que nunca vas a montar. En el cine, un actor que se emociona realmente es menos convincente que un actor que se emociona por oficio. Es una cuestión de cercanía de la mirada, de implacabilidad de la cámara. De hecho, en el teatro, creo, sucede al revés. 3. Contra cualquier previsión, el hecho de rodar primero el final y después las escenas del inicio o fragmentar una escena de amor en dos días de rodaje es algo que a los actores no les complica la vida. A ti te la complica pero a ellos no. Están acostumbrados y prefieren que sea así. Por tanto, el momento más idóneo para hacerles decir bien "¿pero tú eres tonto?" es darles la colleja una semana antes. 4. Quedan mejor las actrices con pómulos prominentes, siempre y en todo lugar. 5. A un actor realmente bueno se le reconoce cuando en un estudio quieres imponerle un detalle o sugerirle otra manera de hacer una escena: te escucha y luego te da las gracias.
Budget (presupuesto)
Las películas son caras. Para hacer una buena película en Italia se necesita más o menos el mismo dinero que Lele Mora se ha embolsado estafando a Hacienda (al menos eso es lo que dicen los del fisco).
Claqueta
Si te portas bien al final te la regalan. Como las orejas del toro al torero.
Control
Con total seguridad lo más difícil del oficio de director. Mantener el control de lo que estás maquinando, saber lo que estás haciendo en cada momento. También escribir libros es una tarea compleja pero escribir es un gesto compacto en el que ordenas todas las diferentes fichas en el mismo momento. Construir una frase es un gesto sintético como hacer figuritas con la arena de la playa. En el cine es diferente. La síntesis llega al final, uno trabaja siempre con retazos provisionales. Dispones solamente de algunas piezas y las restantes debes imaginarlas o recordarlas. Ruedas un final sin haber rodado el inicio, escoges vestimentas sin poder endosárselas a los actores, escribes cosas bufas sin saber quién las va a decir, montas la película sin ruidos de ambiente (alucinante), trabajas siempre viendo pasar las secuencias en pantallas muy pequeñas en las que la luz, los colores y la definición tienen bien poco que ver con lo que un día se verá en la gran pantalla. Cosas así. Es como correr con la cabeza metida en la bolsa del pan (¡probadlo!). Por poner un ejemplo tonto: he tenido que buscar el ruido que hace un actor arañando el hielo con dos instrumentos diferentes, uno en cada mano: pues bien, por inescrutables razones técnicas, el ruido de la mano izquierda lo he encontrado en un laboratorio del norte de Roma y el de la derecha en un taller de la otra parte de la ciudad. Evidentemente sin poder oír los demás ruidos de ambiente ni la música. ¿Se puede trabajar así? Sí, se puede, lo hacen todos; y todo porque entre las decenas de artesanos que pululan en este mundillo hay uno que siempre, digo siempre, lleva todo en su mente, tiene la película entera en la cabeza y nunca deja de ver en el reflejo del agua el río entero, en el vuelo aislado la bandada completa, en una sonrisa toda una vida. Y ése eres tú, el director. Bien se puede comprender que luego, por la noche, uno no duerma precisamente bien...
Digital Intermediate (digitalización)
Dicho confidencialmente "DiAi". Una adquisición bastante reciente. Pocos saben realmente cómo funciona pero en sustancia se toma el conjunto ya montado, se transforma en material digital, se manipula cuanto se quiere y se convierte en película, la que más tarde va a girar en el proyector. En teoría es cosa de locos porque en el alegre intermedio digital uno puede meter la mano donde quiere y hacer un lifting al filme en cualquier momento. En la práctica la situación es semejante a cuando te regalan un buen chorizo cular y lo metes en el congelador. Te aseguran que cuando lo descongeles seguirá siendo igual pero la duda de que estás haciendo un enorme desaguisado no te la quita nadie.
Doblaje
Dado que mi película se ha rodado en inglés (no es el momento ahora de explicar el porqué) he pasado por el trauma de tener que doblarla para la versión italiana. La primera vez que allí, sentado, oyes hablar a tu actor australiano como en los documentales sobre la vida de los castores y hacerlo en una lengua en la que sólo sabe decir espagueti carbonari, piensas irremediablemente en El exorcista. No es nada agradable, aunque puede suceder que, quince días después, veas toda la película doblada y te guste. Lo que confirma que somos un país de héroes, de santos, de navegantes y de dobladores.
Ejército
No tengo muy claro por qué en el cine hay una organización sutilmente militar. Cuenta mucho la jerarquía. Se diría que todos la necesitan. Nadie puede arruinar tanto este tinglado como un meritorio que se dedique a mirar por la cámara (sacrilegio) o un director que deje sentar en su silla al peluquero. Flota en el ambiente con una aparentemente estúpida rigidez la idea, precisamente militar, de que si cada cual permanece en su puesto nada puede suceder que pueda luego sorprendernos. Es una convicción falsa pero yo me he encontrado bien con ella porque en ese error he pasado toda mi vida.
Faq (preguntas frecuentes)
Pregunta: ¿qué diferencia hay entre escribir y dirigir una película? Respuesta: la misma que hay entre tocar el piano y dirigir una orquesta. En cierto sentido todo es música. (Añado, por deber de cronista, que pianistas que sean verdaderamente buenos dirigiendo existen, como mucho, dos en el mundo).
Graduatorie (escalafón)
Pregunta: ¿qué es más difícil, escribir un libro o dirigir una película? Respuesta: dirigir una película, al menos en el mismo sentido que es más difícil mantenerse en pie sobre un merengue que pintar la Capilla Sixtina.
Hurt, John
Véase Star.
Inquadrature (encuadres)
Cuando se rueda se pueden hacer todos los encuadres que se quieran: sobre ella, sobre él, sobre los dos, desde abajo, desde arriba, de lado. Después, durante el montaje, se escoge. Pero es como mover de un sitio para otro las figuras de un futbolín.
Lección veintiuna
Es el título de mi película. En principio la había titulado Freude, que es la palabra alemana con la que inicia el Himno de la Alegría de Schiller al que Beethoven puso música en la Novena Sinfonía. Me sonaba bien: Freude. Pero cuando ya iban tres que me comentaron "¡ah, un filme sobre Freud!", decidí cambiar. En cualquier caso, la película trata sobre la Novena de Beethoven. Sobre la Novena y sobre la vejez; curiosamente dos cosas de las que no tengo experiencia directa. ¡Vete a saber! Fin del intermedio publicitario.
Manifesto (cartel de cine)
Si la película va mal la culpa es del cartel, equivocado.
Montador
Hay sólo tres figuras en la vida con las que se puede alcanzar un nivel de verdadera, incondicionada intimidad y todo ello sin sexo: cuando te rompes la rodilla, tu fisioterapeuta; cuando eres católico, tu confesor; cuando haces una película, tu montador.
N
Es increíble que no haya aprendido nada que empiece con la N.
Objetivos
Son las lentes que el operador pone en la cámara. Puedes escoger entre una docena de propuestas diferentes. Los verdaderos talentos nunca se equivocan. Pero también hay que decir que, en general, el objetivo seleccionado siempre se lo han dejado en el hotel.
Productores
Una cosa que he comprendido es que el verdadero autor de una película, en el sentido más limpio del término, es el productor. Quiero decir que él es el que ve una constelación donde sólo hay estrellas. El talento de un director, el oficio de los artesanos, cierta cantidad de dinero, los grandes actores, los actores buenos aunque no famosos, una determinada historia, un cierto público: de por sí son como restos de naufragio a la deriva para los que él fabrica una balsa con la que navegar. Que luego salga una película de Navidad o Full Metal Jacket es otra cuestión. En origen su gesto no es el del contable que hace cuadrar las cuentas sino el de un creador que donde los demás ven un montón de piedras él ve la cantera para una catedral. Luego vamos nosotros para oficiar la misa cantada, allí dentro, pero el espacio es hijo suyo, estaba en su mente y es la pesadilla de sus noches y tal vez su sueño.
Quanto manca? (¿cuánto falta?)
Pregunta recurrente en el plató. Equivale a "cuando cortemos se come".
Rugby
En el rugby dice la sabiduría popular que quien toque el piano que cargue con él. No es muy diferente en el cine. El director lo toca, el tramoyista lo mueve. El director de fotografía lo toca moviéndolo, el ayudante de director lo mueve tocándolo. El montador lo toca cuando todos se han ido y el director artístico cuando todavía no ha llegado ninguno. Al final, el distribuidor, harto, va y lo vende.
Star (estrellas)
Actores aparentemente semejantes a los otros. Sólo que en la pantalla dejan su estela aunque sea tragando saliva. Yo tuve uno en mi película. Tragaba como un dios.
Sopraluoghi (localizaciones)
Se va por ahí, por el mundo, buscando un lugar adecuado para rodar. Delicioso. Primero van los especialistas, luego, hecha la selección, llega el director. Da vueltas como si fuera un zahorí, buscando la inspiración y todos los demás le siguen hablando bajito y sin hacer preguntas. En el caso de una localización de exteriores puede suceder que el director se aleje en un determinado momento, silencioso, como prendido de una súbita iluminación. Todos le siguen. Entonces el director dice que va a mear y todos se alejan.
Tiempos muertos
En los tiempos muertos, en los estudios, los actores leen libros. Siempre, por aquello de que soy un escritor que ha rodado un filme, he pensado mientras los miraba que allí debía haber una especie de moral escondida. Sólo que nunca he conseguido entender cuál.
Uscita (día de estreno)
Escoger cuándo hay que estrenar una película en una sala comercial es un arte y también el juego de azar preferido por la gente del cine. Igual que la dermatología, es una ciencia inexacta que encierra dogmas indiscutibles pero con la serena convicción de que nadie entiende nada. En el caso de una película normal se trata de escoger el fin de semana bueno evitando las trampas, como en un campo minado: el día de Navidad, el de la Pascua, los puentes soleados, las semanas blancas, el día de estreno de las grandes producciones americanas, el estreno de la película europea concurrente, las eventuales elecciones, los meses de verano, la final de la Champions, el Festival de San Remo, la primera comunión del hijo del director. Mi película, por ejemplo, se estrenará en 2017.
Visión
Resumiendo, se puede contar así: sucede que tienes un día una especie de visión y meses después, tal vez años, te sientas en una pequeña sala y esperas ver esa visión reflejada en la pantalla convertida en materialidad y, por tanto, en algo visible también para los demás. En el tránsito que va de la mente a la pantalla pasa todo lo habido y por haber y en todo ese monumental cirio tu verdadera tarea ha sido la de no perder contacto con aquella visión tuya, salvarla. No has hecho otra cosa. Durante meses has llevado de la mano a un niño por un parque de atracciones tratando de no perderlo. También se podría decir que escribir un libro no es algo tan diferente. Y es verdad. Pero en el cine, esa increíble acrobacia que es permanecer fiel a una visión propia se convierte en un ejercicio físico que hay que realizar en medio de un pandemonio de cosas y personas y con la ayuda de un montón de profesionales. En el cine se da a luz en público, como las reinas. Esto genera una especie de progresivo desenfoque de tu visión original, un suave deslizamiento hacia la oscuridad. Paradójicamente, cuanto más aprendes el oficio y más se capacitan tus ojos para mirar en el lugar del rodaje, menos consigues mantener una mirada precisa sobre tu visión original. Puede parecer absurdo, pero al final debes aceptar que te vas a quedar ciego. Es algo que no sucede con los libros. Cuando pierdes contacto con la visión de origen, interrumpes la tarea y esperas. En el cine es más complicado. Recordad personas que en un momento de su vida hayan perdido la vista por una enfermedad, por un accidente, por casualidad. Probad a imaginar el obstinado gesto, difícil y poético, con el que esas personas aferran en su memoria un paisaje visto de niño, la forma de un campo de fútbol, la cara del mejor amigo. A mí me ha parecido que hacer cine es algo semejante. Al final, te llevan a una sala oscura, ante una pantalla y, por más increíble que parezca, vuelves a ver el paisaje, el campo, al amigo. Si resultan idénticos a como los recordabas entonces vives una sensación imposible de describir.
Zoo
Dado que los guionistas ganan menos, se divierten menos y son menos famosos que los directores, se vengan escribiendo secuencias en las que aparecen animales. Algunos, los más malos, escriben escenas con animales y niños. No es muy frecuente pero algunas personas perturbadas llegan a escribir escenas en las que animales y niños están en medio de la nieve, o bajo un diluvio, o en una tempestad de viento. En esos casos, el guionista, por prudencia, no asiste al lugar de rodaje. En otros casos sí va pero nadie le mira. Entonces él se va a su casa a escribir una escena en la que siete niños persiguen a un pavo bajo una tempestad de nieve en la playa de Sabaudia. De noche. -
© La Repubblica Traducción de José Manuel Revuelta. Alessandro Baricco (Turín, 1958) ha rodado Lezione 21 con John Hurt como protagonista y Leonor Watling en el reparto. El estreno está previsto para septiembre. Seda, el filme de François Girard sobre la novela del escritor, se estrena el día 19. Los días 3 (en el Teatro Lope de Vega de Sevilla) y 6 de abril (en el Teatro de La Laboral de Gijón), Baricco participará con Marlango en el Festival Palabra y Música.